Mes de junio, Costa Brava, restaurante con vistas al mar. García y familia han reservado una mesa para disfrutar de una deliciosa paella, pues este local es famoso por la calidad de sus arroces. El camarero toma nota de las bebidas y les trae la carta. Se deciden por la paella del “senyoret”, la que viene con el marisco pelado. El precio por persona es de 30 euros, y el tiempo de espera de unos 30 minutos.
A la hora de ordenarla, García hace gala de sus dotes de negociación:
“Disculpe, a mi hijo no le gustan los mejillones, así que ponga solo la mitad”
“Las cigalas al final se quedan en nada, quite las cigalas y pónganos más gambitas”
“Mi mujer el verano pasado tuvo una reacción alérgica comiendo almejas; por si acaso, mejor que no pongan almejas”
“Además, nosotros venimos por el marisco, puede ahorrarse los guisantes, que al final a nadie le gustan”
“¡Ah, y tenemos prisa! No hace falta que hagan el caldo casero, pongan uno de brick, que al final no se nota tanto la diferencia”
“Con todo esto, le estoy haciendo un favor, la paella le sale a usted más barata, nos la deja a 20€ por persona, ¿de acuerdo? Y rapidito”.
García ha ido a degustar una de las mejores paellas de la zona, pero al final, acaba solicitando un arroz con gambas, un par de mejillones y caldo de bote. En caso de que el restaurante hiciese caso a sus peticiones, probablemente García, tras comer su “paella”, pensaría: pues no es para tanto, me esperaba algo más rico.
“la mayoría de la gente sabe qué ingredientes lleva una paella, pero no qué ingredientes lleva una buena estrategia de SEO“
Evidentemente se trata de una exageración, pero sirve para ilustrar que, en ocasiones, hay clientes que piden “hacer SEO”, pero eliminando aquellas partes que no entienden, que no les parecen relevantes o que creen que tienen un coste elevado. “Garcías” hay en todas partes, lo que pasa es que la mayoría de la gente sabe qué ingredientes lleva una paella, pero no qué ingredientes lleva una buena estrategia de SEO. Eliminar conceptos individuales de un presupuesto completo suele traducirse en que el resultado final no sea el esperado.
Por poner otro simil, podemos cambiar del tema gastronómico al tema citas. Imagina que te llega González y te dice “quiero ligar, dime exactamente qué tengo que hacer”. Pero no es tan sencillo.
¿Quieres una pareja, una relación abierta, una cita de una noche, muchas citas a cualquier hora del día…? Lo primero es definir los objetivos.
¿Qué recursos tienes a tu disposición? ¿Estás ya en alguna aplicación de citas, tienes buenas y actuales fotos, te has currado la descripción, es realista? Esto sería el equivalente a una auditoría previa de tu presencia online.
Después del match, ¿resultas interesante? ¿O eres de las personas que se limitan a mandar un “Hola, ¿qué tal”? Habría que ver tus métricas, la usabilidad de tu web, el porcentaje de rebote y otros indicadores. De nada te sirven muchos matchs si luego, por ejemplo, te da pereza estar chateando.
Y, una vez que os veáis en persona, ¿qué? Hay muchas opciones: puedes usar tu conversación, elegir un sitio interesante para la cita, apostar por un tipo de ropa concreto, sacar partido a tu físico… Y todo suma, claro. Pues con el posicionamiento igual: está el SEO técnico, el SEO semántico, el link building… ¡y también aquí todo suma!
Como ves, la petición de “querer ligar”, que parece muy clara y sencilla, se puede abordar de muchas maneras. Al igual que tu presencia online.
Querer aparecer en la primera página de Google con una deficiente estrategia SEO es como querer triunfar en Tinder teniendo una foto con una bolsa de basura en la cabeza. Igual igual.
Dejando aparte las comparaciones en tono de humor de este post, solo me queda animarte a que no seas como García ni como González, déjate asesorar por profesionales, valora sus puntos de vista y propuestas, confía en su experiencia y sigue sus indicaciones. La paella y el ligar seguro que mejoran.